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El Paleolítico Inferior, entre el 800.000 y el 80.000 antes de Cristo, es el primer periodo de la Prehistoria, así como el más largo. La principal característica es la aparición de los primeros seres humanos, una nueva especie que se caracteriza por aspectos claramente distintivos, como una mayor capacidad craneana, la posibilidad de andar erguido o la facultad de elaborar un lenguaje o fabricar instrumentos, entre otras. Durante el Paleolítico Inferior, cada vez se fabrican más y más complejos útiles en piedra. En España, los más antiguos se han hallado en la sierra de Atapuerca, y se relacionan con el Homo antecesor, el primer poblador europeo del que se tiene noticia, datado en unos 800.000 años.

El Paleolitico superior, entre el 40.000 y el 10.000 antes de Cristo, se caracteriza por la aparición de nuestra especie, denominada Homo sapiens sapiens. Durante este periodo se produce una gran expansión de los glaciares, lo que hace que predomine un clima muy frío que se alternará con etapas templadas. El hombre del Paleolítico inferior vivirá de la caza, la pesca y la recolección.

Entre el 5.000 y el 3.200 antes de Cristo se desarrolla en la cuenca mediterránea el periodo neolítico. Las principales características del Neolítico se pueden resumir en el surgimiento de la agricultura, la domesticación de animales, el cambio a un modo de vida en poblados permanentes y la invención de la cerámica.

Los antiguos egipcios creían en numerosos dioses y cada aspecto de su vida en este mundo y en el Más Allá era controlado por seres sobrenaturales que debían ser satisfechos constantemente. Las divinidades representaban la personificación del orden mientras que los demonios representaban las fuerzas del caos. Los templos eran diseñados como lugares de poder para mantener la frágil armonía de la vida. Sólo el faraón o su representante, el sumo sacerdote, podía entrar en las áreas más sagradas por miedo a alterar el equilibrio perfecto del universo. Los vivos podían satisfacer a los dioses y a los demonios con rezos y ofrendas, y con la ayuda de los sacerdotes podían enviar y recibir mensajes del mundo subterráneo.

Invento de la imprenta

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